Determinadas acciones que suelo ver habitualmente en los seres humanos, es la extraña habilidad de perder el tiempo de sus vidas en forma voluntaria luchando con molinos de viento.
Convengamos que uno es dueño de su tiempo y si tiene ganas de perderlo (por ahí esto es subjetivo) esta bien siempre y cuando uno asuma las consecuencias y no adopte la filosofía de "la vida me engaño"
Un vendedor de escobas que transitaba por el micro centro de la ciudad, me hizo recordar de algunas personas que salen a la calle a vender cosas que en general no suelen ser importantes, pero que luego ante el fracaso de la venta toman actitudes agresivas con la gente que las rodea y con la sociedad.
Primero empiezan, ya no a vender sino a rogar la compra, para luego pasar a la intimidación.
Para toda esa gente, se me ocurren algunas ideas, (no voy a decir concejos, esos solo se los doy a mis hijos.
a) Vender en el lugar oportuno: No tiene sentido ir a vender escobas en un colegio. Los colegios no compran a gente que pasa por la calle, necesitan facturas de compra y difícilmente puedan justificar gastos en negro. El personal del colegio tampoco le va a comprar una escoba, salvo que sea una bruja y se vaya volando hasta la casa en su nueva adquisición. Convengamos que seguramente el vendedor de escobas es una de las pocas personas que se llevan las escobas desde el trabajo a la casa.
b) No culpe al mundo de si su vida es una mierda. En general el culpable en el mundo de sus problemas es uno mismo, por supuesto que hay excepciones, es decir si usted nació sin piernas como diría el gran filósofo popular "ajo y agua" o se tira por una ventana o lo acepta y sigue adelante. Y que es la vida... seguir adelante pelearla siempre.
c) No suponer que el mundo tiene la obligación de conocer sus pretensiones, sus problemas, compadecerlo y ayudarlo. Todos tenemos problemas, lo difícil o no es algo subjetivo, nadie puede pretender ahh! yo vendo escobas y como tu casa es mejor que la mía, debes comprarme una escoba"
Durante años he vendido cosas en la calle, siempre con un amigo, y había días malos y buenos. Con el tiempo, aprendimos claramente que vendíamos cosas no escenciales, y estaba en nuestra calidad de vendedores interesar a la persona para que nos compre, y mas allá de la fecha en la que vendíamos (se suponía que hacia fin de mes se vendía menos) el principal factor siempre era uno y los huevos que uno le ponía para perseverar. Jamás dijimos "Estos hijos de puta que no compran nada".
La última idea es..... SEAN MADUROS CARAJO
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